sábado, 24 de enero de 2009

Stroessner asalta Partido Colorado con apoyo de Fernando Lugo

LUIS-AGÜERO-WAGNER- Un notorio contubernio entre el sector del ex dictador Alfredo Stroessner, aglutinado por su nieto el senador Gustavo Alfredo Stroessner, con el obispo Fernando Lugo, ha determinado que lo seguidores del general que gobernó por tres décadas en Paraguay tomen el partido colorado.
Con la misma metodología con la cual el derrotado partido colorado gobernó en el país por más de sesenta años, ha inaugurado sus gestiones el clérigo presidente Fernando Lugo antes de tomar posesión formal del poder, que ya maneja en forma discrecional.
Aunque afirmó que encarnaría "el cambio" durante su campaña electoral, el obispo ha evidenciado que piensa gobernar con el apoyo de poderosos empresarios enriquecidos con la dictadura anticomunista de Alfredo Stroessner, quienes hoy reclaman su tajada por el apoyo brindado al obispo Fernando Lugo, y sus intenciones son apoderarse de los rubros rentables de las empresas públicas a privatizar.
Uno de ellos, el empresario Osvaldo Domínguez Dibb, se ha instalado como presidente del partido Colorado, valiéndose de la antigua y arraigada metodología de las ingerencias del presidente electo en el poder judicial, y la mentalidad lacayuna de los politizados y corruptos jueces paraguayos, que demuestran así ser los mismos de siempre, a pesar del "cambio".
Otros de los opulentos personajes que reclaman privatizaciones en Paraguay son el dueño del diario ABC (Aldo Zucolillo), recordado como financista de la Liga Mundial Anticomunista y porque su familia lucró comerciando con el gobierno de Bolivia, a pesar de que éste se encontraba en guerra con Paraguay. También tiene las fauces abiertas el propietario del diario Ultima Hora, A.J. Vierci, un conocido contrabandista que se hace pasar por empresario, que tiene la redacción de su diario atiborrada de periodistas venales que reciben dinero de la National Endowment for Democracy y otros organismos de coacción imperialista, y en consecuencia dedican loas al imperio norteamericano a pesar de sus lacras padecidas en toda Latinoamérica.

EL CAMBIO DE LA MANO DE LA FAMILIA DEL EX DICTADOR

La victoria electoral del obispo Fernando Lugo sobre los 61 años de hegemonía del aparato clientelista del estado teñido del signo político colorado ha tenido diversas interpretaciones, y complejas y múltiples causas, es imposible ignorar el decisivo apoyo del sector otrora liderado por el desaparecido dictador Alfredo Stroessner, que gobernó en Paraguay durante 34 años (1954-89) y en tiempos de la guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética se convirtió en pieza clave del Plan Cóndor.
Aunque el sector contribuyó con sus votos, aglutinados en torno a su nieto, el hoy senador Gustavo Alfredo Stroessner Domínguez, aún más decisivas resultaron sus influencias en Washington y el apoyo del grupo multimedia que maneja su familia.
El apoyo de los Stroessner al Obispo Fernando Lugo pretendió ser ocultado, pero se hizo público cuando un sobrino del dictador, el senador Julio Osvaldo Domínguez, fue sorprendido abandonando la residencia del obispo en la valijera del automóvil del diputado Rafael Filizzola. La prensa siguió a Filizzola por varias cuadras, hasta que pudo constatar que Domínguez salía del interior del baúl para abordar su propio carro.
Los partidarios del desaparecido dictador, aglutinados en torno a su nieto, prefirieron al clérigo Fernando Lugo por su proximidad al embajador norteamericano James Cason, antes que a los grupos identificados con el líder bolivariano Hugo Chávez dentro del partido de gobierno, que apoyan las políticas integracionistas del MERCOSUR.
En alianza con la Nunciatura Papal, el aparato de la NED y la USAID y sus ONGs, el decisivo apoyo de la familia Stroessner y su multimedia, la embajada norteamericana logró ratificar su hegemonía sobre la clase política y la sociedad paraguaya.

COMPLICIDAD DE LA IZQUIERDA

Para el regreso de estos grupos, fue decisiva la complicidad de la izquierda latinoamericana, sobre todo de los infiltrados por la CIA, algunos de los cuales jugaron papel determinante. Entre ellos se destaca Joel Cazal, quien dirige la publicación Koeyú Latinoamericano en la misma Caracas Bolivariana y recibe subsidios del Chavismo.
A pesar de conocer que el mentado cambio en realidad representaba el advenimiento del neoliberalismo en Paraguay, de la mano del embajador Cason, estos infiltrados se jugaron decididamente por el clérigo Fernando Lugo. Otro tanto sucedió con los corresponsales de la agencia noticiosa cubana Prensa Latina en Paraguay.

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