Personeros del gobierno de Paraguay, tras acercarse a EEUU y recibir armas y dólares del gobierno imperial, siguen criticando al líder bolivariano Hugo Chavez.
El canciller Héctor Laconagta comentó que el presidente Hugo Chávez "tiene un discurso de confrontación, creando un clima poco propicio para la integración regional''.
En declaraciones a periodistas, Laconagta añadió que Chávez "probablemente recibe adhesión interna al crear supuestos enemigos externos pero en el caso de Paraguay, su diplomacia no es de izquierda ni de derecha''.
"Paraguay con el gobierno del presidente Fernando Lugo es un país pragmático y mantiene una posición de conciliador'', expresó.
LA TRAICIÓN AL PROYECTO BOLIVARIANO
El filósofo Baruc Spinoza afirmó que quien se arrepiente de lo que ha hecho es doblemente miserable, y tal es el caso del presionable obispo Fernando Lugo, quien inducido por la reacción acabó autorizando el ingreso de fuerzas imperialistas de ocupación extranjera al Paraguay. La noticia aparece hoy en la prensa paraguaya, y sólo puede sorprender a los incautos que todavía confían en las mentiras del clérigo.
La autorización del Gobierno de la Acción Cívica-Médica (MEDCAP por sus siglas en inglés), que contará con el apoyo logístico y personal de la Sección de Asuntos Civiles de la Oficina de Cooperación de Defensa de la Embajada norteamericana en Paraguay, llamó la atención porque recientemente el clérigo-presidente Lugo supuestamente había desautorizado la realización en territorio nacional del ejercicio de tropas norteamericanas denominado Nuevos Horizontes, marcado para el 2010.
Fuentes en la cúpula militar argumentaron que la DEDCAP será manejada por los militares paraguayos, y que el apoyo norteamericano supuestamente será sólo en logística, es decir, compra de medicamentos, combustibles y otros insumos.
A pesar de estos supuestos, se reconoció que la oficina de Asuntos Civiles de la Oficina de Cooperación de Defensa responde al Comando Sur del Ejército norteamericano, aunque no explicaron satisfactoriamente la diferencia entre el operativo Nuevos Horizontes, y el supuesto apoyo de militares profesiones en diversas áreas, que sería en la MEDCAP.
La suspensión de Nuevos Horizontes resuelta por Lugo el 19 de setiembre fue festejado con algarabía por algunos grupos presentados como de izquierda por la prensa, y sirvió al luguismo para posicionarse en la línea del socialismo del siglo XXI para muchos analistas, sobre todo aquellos que operan en el mercado libre de las ideas.
El hecho también constituyó un golpe propagandístico profusamente difundido por los vocingleros corifeos del luguismo en el exterior, entre ellos dobles agentes de Chavez y Washington residentes en Venezuela como Joel Cazal, quien ya mamaba del oficialismo venezolano en tiempos de Carlos Andrés Perez.
Lugo había argumentado que no era prudente permitir que militares norteamericanos estén en nuestro país en momentos en que en la región generaba muchas críticas la presencia de bases militares estadounidenses en Colombia. “No es un rechazo categórico. Simplemente no creemos conveniente que el Comando Sur de EE.UU. esté presente en Paraguay con 500 efectivos para este tipo de ejercicios”, había expresado el titular del Ejecutivo y había aclarado que el rechazo no abarcaba otras operaciones con objetivos “humanitarios”. El Gobierno considera de este carácter, evidentemente, la DEDCAP que se hará el 14 y 15 de noviembre próximos en el barrio Ricardo Brugada (La Chacarita).
La decisión gubernamental de setiembre pasado había merecido la histriónica crítica de la embajadora norteamericana en nuestro país, Liliana Ayalde, quien la había calificado de lamentable. Los adulones del obispo dedicaron gran esfuerzo a intentar difundir la noticia del supuesto rechazo al ingreso de tropas norteamericanas al Paraguay, en realidad una misión de médicos militares estadounidenses que realizan cirugías de labios leporinos y otras actividades humanitarias, como una prueba de la posición “digna” de oposición al imperialismo del clérigo-presidente.
Sin embargo, hoy se comprueba que todo había sido una farsa más del luguismo.
Bastaron las amenazas de juicio político para que Lugo se retracte en sus reivindicaciones de los pobres, como dos tapas del diario que apuntaló su proselitismo, el ABC color, frustraron la compra de tierras para campesinos. Los mismos grupos de presión lo obligaron en incontables veces a renegar de Daniel Ortega, de Hugo Chávez, de Evo Morales y de todo lo que huela a izquierdismo en América Latina.
Las mentiras de su campaña proselitista anticipaban estas contramarchas, dado que se presagiaba que la derecha, el imperialismo y los conservadores, todos ellos factores de poder que respaldaron al obispo, pasarían costosas facturas.
A nadie en Paraguay escapa que Lugo gozó con fuerte respaldo empresarial, de la prensa mediática de derechas –entre ellas la vinculada a la secta Moon-, de grupos neoliberales pitiyanquis de los partidos colorado y liberal, e incluso los más recalcitrantes panegiristas del desaparecido dictador Alfredo Stroessner.
Las voces que con más fuerza hoy se levantan contra Lugo provienen de la derecha y de los conservadores, es cierto, pero también es cierto que estos son los grupos cuyo apoyo resultó más decisivo para su éxito electoral del 20 de abril del 2008. El calvario de retractaciones que a partir de entonces debió recorrer Fernando Lugo se hace cada vez más penoso, al punto que en burla muchos ya lo apodaron amanecer, pues se pasa aclarando.
No en balde Ludwing Borne sentenció que no arrepentirse de nada es el principio de toda sabiduría.
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