viernes, 18 de diciembre de 2009
Fernando Lugo: El Obispo secuestrador
Luis Agüero Wagner
Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa. Alfred Adler.
Dice un proverbio que con una mentira puede llegarse lejos, pero sin posibilidades de volver, y tal parece ser el camino que ha emprendido el clérigo-presidente Fernando Lugo.
A mediados de febrero del 2005, fue hallado el cadáver de Cecilia en una fosa de un aguantadero, en una localidad suburbana próxima a Asunción. El hallazgo del cadáver de la secuestrada, una elegante empresaria de 32 años enterrada viva con crueldad por sus captores, conmocionó a la sociedad paraguaya.
El 21 de septiembre del 2004, Cecilia Cubas (de 30 años de edad en ese entonces) había secuestrada, y aunque su padre, el ex presidente Raúl Cubas pagó un rescate de 800.000 dólares estadounidenses, la mujer fue asesinada y abandonada en la ciudad de Ñemby, una localidad suburbana próxima a la capital paraguaya, Asunción. Cuatro activistas del Partido Patria Libre, incluido uno de los principales líderes, Osmar Martínez, fueron arrestados, acusados y condenados en juicio oral y público por el secuestro y asesinato. Otros implicados que habían huido a países limítrofes fueron extraditados y se encuentran en los umbrales del juicio oral y público.
Esta aparente banda criminal seudo-ideologizada, según pudo comprobarse, formaba parte del entorno del obispo Fernando Lugo, existiendo al respecto pruebas fotográficas, testimonios de allegados y grabaciones de conversaciones vía celular e Internet.
Hábil en confundir y desviar la atención, Fernando Lugo logró eludir por mucho tiempo todas estas acusaciones con característica retórica cantinflesca y pose indecisfrable.
Respaldado sobre todo por la credibilidad de su calidad de jerarca católico, se amparó en los cerebros lavados por la iglesia de Roma que son abrumadora mayoría en Paraguay, para eludir toda responsabilidad.
Con los mismos argumentos, Lugo y su entorno han logrado desmentir con cinismo tanto la ayuda económica que reciben las organizaciones que lo apoyan de USAID y otros organismos manejados por la embajada norteamericana, como sus supuestos vínculos con el chavismo venezolano, a pesar de haberse presentado como una corriente adscripta al socialismo del siglo XXI para ganar notoriedad, y haber tenido a sus principales impulsores y propagandistas en los círculos bolivarianos de Latinoamérica. La sinceridad de Lugo consiste, sobre todo, en no parar de mentir.
VOCES EN EL SENADO
En caldeada sesión del Parlamento paraguayo, la senadora oficialista Zulma Gómez, dijo en la semana que no descarta que el presidente Fernando Lugo esté implicado en el plagio del ganadero Fidel Zavala. Fue en respuesta a las afirmaciones del mandatario, quien días pasados sostuvo en conferencia de prensa, que no descartaba que el propio vicepresidente Federico Franco esté conspirando contra el Gobierno.
“De la misma manera yo le respondo si me preguntan si es que él (Lugo) está involucrado en los secuestros. Parafraseando lo que dice Fernando Lugo, yo no descarto de que él y sus amigos estén metidos en el tema de los secuestros, por que él es amigo de los secuestradores. No podría poner yo la mano por Fernando Lugo, parafraseándole. Porque él les visitó a los secuestradores en prisión”, manifestó la legisladora.
Explicó que si Lugo se refiere a Federico Franco, que está conspirando, porque los votos de los legisladores franquistas están para apoyar un eventual juicio político contra el mandatario; y porque los senadores franquistas apoyaron con su voto la suspensión de la Cumbre de Poderes, eso no se puede confundir con una conspiración.
JEFE DE SECUESTRADORES Y MENTIROSOS DE PATAS CORTAS
El senador opositor Juan Carlos Galaverna, por su parte, acusó al presidente Fernando Lugo de ser el jefe o, cuanto menos, el protector de los secuestradores. Un ex juez también relató a los medios esta semana que visitó una vez el obispado de San Pedro, cuando Lugo era el obispo, oportunidad en que fue recibido por Magna Meza y no supo precisar si el otro era Alcides Oviedo u Omar Martínez, acusados de ser parte del grupo de plagiadores. También recordó que Lugo visitó a los implicados en el secuestro de María Edith en la prisión.
El legislador refirió que Lugo, en principio mentor y protector de los guerrilleros, rompió con ellos como ya lo hizo con otros amigos. “Entonces, ¿por qué tanta benevolencia con ellos? Porque le amenazan con que van a cantar contra él muchas de las cosas que saben”, dijo.
Sin pretender emitir un juicio inapelable sobre la culpabilidad de los acusados por el secuestro, si algo podemos sacar en claro es que la manía de inventar mentiras que no pueden sostener por mucho tiempo se ha vuelto una costumbre en algunos referentes de la Alianza Patriótica para el cambio, el abigarrado conglomerado de oportunistas y mentirosos que impulsaron a la presidencia a Fernando Lugo.
Primero fue el engaño de presentarse como socialistas del siglo XXI de la línea de Chávez, Morales y Castro, financiados con fondos de USAID proveídos por James Cason, luego teólogos de la liberación abrazados con agentes del fondo monetario internacional como Dionisio Borda, para acabar negando tres veces hasta a la propia madre antes que cante el gallo.
Luego fue el turno de referentes del PMas y Tekojoja, que calificaron a la detenida por secuestro Carmen Villalba de enajenada mental y vendida al oficialismo colorado, por un discurso sencillamente acorde a la izquierda latinoamericana cuya acción se vio muchas veces compelida por las circunstancias a desbordar el legalismo y el sistema para quebrar el status quo, como en Nicaragua o Cuba.
Ahora pretenden negar su relación con el EPP, al que aceptan como responsable del secuestro de Fidel Zavala, aunque exista profuso material fotográfico que los muestra juntos y sonrientes.
Recientemente, un periodista fue maltratado por la guardia del obispo-presidente en la misma sede de gobierno, por preguntar cuál fue el motivo por el cual en una oportunidad acudió a visitar a Carmen Villalba, una condenada por secuestro considerada de máxima peligrosidad. El cronista relató que visiblemente desencajado, Lugo le espetó por respuesta que sobre eso no tiene derecho a preguntar.
Es que como afirmó el escritor británico Robert Louis Stevenson, las mentiras más crueles son dichas en silencio.
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