martes, 8 de diciembre de 2009
CURAS PEDERASTAS
El informe sobre la iglesia católica de Irlanda no deja lugar a dudas: arzobispos encubrieron a sacerdotes pederastas durante años y prolongaron el sufrimiento y el incremento de víctimas.
Resulta estremecedor leer el documento que narra las aberraciones cometidas por los sacerdotes irlandeses contra los más pequeños del rebaño católico. El proceso que las autoridades siguen actualmente contra decenas de curas pederastas fue gracias a un hombre: el actual arzobispo Diarmuid Martin, enviado por el Vaticano para atender el antiquísimo problema.
El informe aborda los casos de 46 menores de edad abusados en los últimos 30 años, pero hay más de 800 afectados que se remontan a 60 años, ya que nunca fueron investigados hasta ahora.
Se trata de un documento que recoge casos de la arquidiócesis de Dublín.
Esta es la segunda vez que la iglesia católica irlandesa conoce un informe de tal naturaleza. El pasado mes de mayo la jerarquía publicó un documento que desveló el abuso sistemático contra niños de albergues y orfanatos.
El nuevo informe de 700 páginas, fue presentado por el ministro de Justicia, Dermot Aheren, quien afirmó que no aparecen los nombres de las víctimas y los agresores, para evitar entorpecer las investigaciones judiciales. La orden de los Hermanos Cristianos tendrá que compensar a los 46 menores de edad abusados, con 145 millones de euros.
El método de ocultamiento y silenciamiento utilizado en otras diócesis del mundo fue la constante. El informe culpa a cuatro arzobispos de haber protegido a los curas pederastas y los acusa de connivencia: John Charles McQuaid, Dermot Ryan, Kevin McNamara y Desmond Connell.
El informe fue elaborado por una comisión independiente, gracias a que el nuevo arzobispo Martin, enviado por la Santa Sede, abrió los archivos secretos de la Arquidiócesis de Dublín: “Ninguno de los cuatro arzobispos llevo a la policía los abusos en los años 60, 70 y 80. No fue hasta noviembre de 1995 cuando el arzobispo Connell permitió que se entregaran a las autoridades los nombres de 17 sacerdotes de los que la arquidiócesis había recibido quejas e incluso ese dato no era completo, porque en ese momento se sabía que en la arquidiócesis había quejas al menos de 28 sacerdotes”.
El ministro de Justicia, Dermot Ahern anunció un programa para recoger más datos sobre los agresores y para atender con apoyo psicológico a las víctimas afectadas por la publicación del informe: “Seguramente hay gente allí afuera que sabe lo que ocurrió y puede llevar a los agresores ante la justicia con su testimonio”.
Los curas agresores gozaron no solo de la protección de sus superiores eclesiásticos, sino también de los policías y los jueces, debido a los atavismos de los irlandeses católicos.
El informe menciona el caso del sacerdote James McNamee, un sacerdote muy popular que llevaba a los niños de excursión y aprovechaba para bañarse con ellos y abusarlos. Lo descubrieron con algunos de los menores de edad desnudos en la piscina de su casa. Los abusos fueron denunciados ante el arzobispo Dermot Ryan, pero este solamente lo cambió de parroquia, hasta donde continuó abusando de niños. McNamee era conocido entre los feligreses como “el reverendo bésameelpito”. El arzobispo finalmente lo cambio a un convento donde abusaba de los monaguillos. Murió tranquilamente en un asilo en 2002, sin ser cuestionado por la justicia.
El texto desvela que la jerarquía católica irlandesa ocultó los crímenes sexuales del clero para “mantener el secreto, evitar el escándalo y proteger su reputación”.
El caso del sacerdote Patrick Maguire es estremecedor. Abusó de niños de manera sistemática en Irlanda y Japón, incluso de menores enfermos mentales Fue condenado por pederastia, pero salió libre a mitad de su condena. Sigue siendo sacerdote.
Otro caso, desvela como un sacerdote llevó un rollo de fotos a revelar y el encargado llamó al arzobispo para denunciar que eran imágenes de niñas desnudas, pero el cura argumentó que se trataban de “fotos artísticas”. El arzobispo lo supo desde los años 60, pero fue apartado hasta los 90 del ministerio sacerdotal. En 1997 fue condenado por pederastia y solo pasó un año en la cárcel. Ahora vive tranquilamente en Dublín.
Uno de los sacerdotes pederastas ha confesado que abusó de más de 100 niños, y otro, declaró que perpetró abusos contra un menor de edad cada 15 días durante 25 años.
¿Cuándo le tocará su turno a la jerarquía católica mexicana? ¿Serán los arzobispos Norberto Rivera Carrera y Juan Sandoval Iñiguez culpables de encubrimiento? Por lo pronto, su homólogo, José Guadalupe Martín Rábago, ha conseguido que liberen al cura pederasta José Luis de María y Campos López, quien estaba sentenciado por los delitos de abuso sexual y corrupción de menores contra tres niños. Le faltaba cumplir 3 años de su condena.
Pese a las denuncias, el Arzobispo permitió que el sacerdote continuara oficiando misa en la iglesia María Auxiliadora de la colonia de Santa María de Cementos en León, Guanajuato. Luego le brindó apoyo jurídico. Sigue siendo sacerdote, por lo cual tarde o temprano oficiará nuevamente y estará a otra vez a cargo de los monaguillos. El arzobispo Marín Rábago argumenta que solo está “suspendido” porque primero hay que “ver si es culpable”.
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