martes, 17 de noviembre de 2009

FERNANDO LUGO LLEVA AL DESCALABRO A LA POLICÍA NACIONAL


Quienes atiborramos nuestra adolescencia con la producción cinematográfica estadounidense –la única que podíamos disfrutar en el Paraguay bajo Stroessner, dominado por los narco-generales anti-comunistas- tenemos recuerdos imborrables de una escena de Scarface , donde Al Pacino concurre a Bolivia para conocer al acaudalado narcotraficante “don Sosa”.

El educado y caballeresco capo mafioso cumplimenta a Tony Montana (a quien personifica Al Pacino), presentándole a uno de sus socios, quien resulta ser el Ministro de Defensa de Bolivia.

Eran escenas que sólo pertenecían a la fantasmática de Hollywood y a la imaginería popular de estos países sudamericanos, creíamos, aunque no restábamos crédito a que podían darse en las altas sombras del poder, ahí donde los imberbes de clase media no teníamos lugar.

Sólo a estas caricaturescas parodias, pensábamos, podíamos asistir, en las imágenes de Al Pacino interpretando a Montana, a Marlon Brando en El Padrino , o en una popular serie televisiva de aquellos años, Miami Vice , que por ironías del destino hace pocos años grabó parte de su versión largometraje en Paraguay.

El tantas veces nombrado como mesiánico predestinado para redimir de sus males al Paraguay, nuestro inefable héroe el obispo Fernando Lugo, se hizo cargo de la escena política para superar todas nuestras expectativas.

Uno de los primeros escándalos de su gobierno se desató cuando se descubrió que había designado jefe de inteligencia de la Fuerza Aérea a un coronel que había sido arrestado y enjuiciado, siendo condenado a cuatro años de cárcel, por tráfico de cigarrillos y –presumiblemente- drogas, en Argentina. Ver:

http://www.ultimahora.com/notas/200715-Ben%C3%ADtez-Liseras-queda-a-disposici%C3%B3n-del-Comandante-en-Jefe

El segundo caso fue el del hijastro de su secretario Miguel López Perito, David Yinde, filmado y arrestado recibiendo dinero sucio en pleno congreso de transportistas, hoy enjuiciado por trafico de influencias y por enriquecimiento ilícito. Ver:

http://www.lanacion.com.py/noticias-248551.htm

Y en lo que pareció una versión de Miami Vice que superaba a la versión fílmica, el mismo jefe máximo de la policía fue sindicado por la prensa y sus colegas como cabecilla del narcotráfico. Por si fuera poco, se lo involucró con el terrible asesinado de las dos hijas y la esposa de un camarada. Ver:

http://www.ultimahora.com/notas/248130-Esto-no-va-a-terminar-as%C3%AD,-asegura-el-comisario-Salcedo

Al caer la tarde del lunes 17 una explosión había sacudido la casa de un camarada del comandante de la Policía Nacional, Viviano Machado. A causa del estallido fallecieron las hijas del comisario Edgar Salcedo: Larisa Magalí (16) y Gianina (19). La madre de ambas jóvenes, Norma Pastor de Salcedo, fue llevada al Hospital del Quemado, donde tras permanecer en la sala de terapia intensiva algunas horas, también falleció.

Como en Scarface , desde el mismo celular corporativo de la Policía Nacional, destinado al comandante, se hizo una llamada para recriminar a Salcedo que su personal estaba negociando con un cargamento de cocaína incautado, metiendo sus narices en una mercadería cuyo tránsito no le correspondía cuestionar.

El máximo jefe de la policía paraguaya, hombre de confianza del obispo Fernando Lugo y de su ministro del Interior Rafael Filizzola, quienes lo habían apañado en incontables ocasiones pese a las denuncias, se evidenciaba así como metido hasta el cuello en el letal enredo.

Aún cuando el caso cobraba estado público, y la prensa internacional se hacía eco, el gobierno del obispo se mostró reacio por varios días a deshacerse de su jefe de policía y hombre de confianza, a la sazón cabecilla del narcotráfico.

La prensa paraguaya, anestesiada por las fuertes sumas que fluyen en publicidad desde la secretaría de Comunicaciones oficial del gobierno, que duplican en volumen a las que gastaba el gobierno anterior, tomó con apatía la noticia y pronto encontró otros temas de los cuales ocuparse.

Un buen guión para la próxima película de Soderbergh, sin ninguna duda.

JEFE DE LA POLICÍA, JEFE DEL NARCOTRÁFICO

Mantén cerca a tus amigos, pero más cerca a tus enemigos es una célebre frase de Marlon Brando, caracterizando el papel del capo mafioso Vito Corleone en El Padrino , y pareciera ser tomada como lema por las actuales autoridades de Paraguay. Eso si dejamos de lado la realidad imposible de ignorar de que los integrantes del gobierno en este país sudamericano siempre se encuentran en el limbo entre el bien y el mal, donde es común encontrar juntos y revueltos a criminales y agentes del orden.

Cuando era alrededor de las 19:30 del lunes 17 una explosión sacudió la vivienda del comisario de la policía paraguaya Edgar Salcedo, y a causa del estallido fallecieron sus hijas Larisa Magalí (16) y Gianina (19). La madre de ambas jóvenes, Norma Pastor de Salcedo, fue llevada al Hospital del Quemado, donde tras permanecer en la sala de terapia intensiva algunas horas, también falleció.

Una opinión versada en el tema advirtió a través de los medios locales que para la explosión pudo utilizarse peróxido de acetona ( TATP , por sus siglas en inglés) un explosivo muy utilizado por narcos y suicidas en Medio Oriente, conocido también con el nombre de Mother of Satan (Madre de Satán) debido a su alto poder destructivo, y por no dejar rastros visibles. La acetona es un producto que los narcotraficantes manipulan con frecuencia, y un episodio vinculado al tráfico de drogas había sido el preludio de la tragedia.

El comisario Salcedo y su hermano, el también comisario Ramón Salcedo, participaron activamente en la detección y el decomiso de un cargamento de cocaína proveniente de Bolivia, en el Chaco, en los días previos.

La operación se realizó al margen de la Secretaría Nacional Antidrogas, cuyos puestos de vigilancia sospechosamente no detectaron un camión que transportaba un voluminoso cargamento de más de 200 kilos de cocaína.

Aparentemente, el comisario Édgar Salcedo tuvo participación en la denuncia del cargamento, dado que su presencia en el operativo no correspondía por motivos jurisdiccionales, y su destino natural era Pedro Juan Caballero, distrito de Paraguay siempre vinculado con el narcotráfico. Sí era el área de jurisdicción de su hermano Ramón, asentado en el Chaco.

La historia creció en dramatismo cuando la abogada Teresa Escobar denunció amenazas telefónicas el sábado, ante una comisaría de su localidad, según informaron los medios esta semana. La denunciante era la esposa de Ramón Salcedo, hermano de Edgar Salcedo y también policía.

Según la denuncia, un hombre que se identificó "como un comisario fuera de servicio", le indicó que habían decomisado una carga que no debían (10 kilos de cocaína en el Chaco), y que lo pagarían con sus vidas, de acuerdo a la versión fiscal.

Posteriormente trascendió que la amenaza provino del mismo hermano del comandante de la Policía Nacional Viviano Machado, Vidal Machado. Para mayor escándalo, la llamada fue realizada desde una línea perteneciente al mismo comandante de la policía, un hombre considerado como ficha política del actual gobierno encabezado por el clérigo-presidente Fernando Lugo.

De acuerdo a la denuncia, el hermano del comandante llamó desde el celular corporativo de la Policía Nacional, destinado al comandante, para recriminar a Salcedo que su personal estaba negociando con un cargamento de cocaína incautado.

Viviano Machado confirmó posteriormente que su hermano, Vidal Machado, fue el que realizó la llamada al comisario Salcedo, aunque negó las amenazas.

La policía ignoró todas las denuncias, algo comprensible en Paraguay cuando afecta al hermano de un alto jefe uniformado, y hombre de confianza del actual gobierno. El resultado fue una tragedia que costó la vida a las dos hijas y la esposa del comisario.

Episodios de este género no son nuevos en Paraguay, donde por lo general oficiales de la policía y el ejército, con la SENAD , la DINAR y la DEA norteamericana, coordinan sus tajadas con lo incautado.

La desaparición de parte del dinero de una transacción, sumado a los afanes de la DEA de constituir un poder paralelo en Paraguay con oficiales desvinculados de la SENAD , ya habían acabado con el asesinato del general paraguayo Rosa Rodríguez en las calles de Asunción, el 10 de octubre de 1994.

Lo nuevo del episodio es que se produzca bajo la batuta de los hombres escogidos por la mitra mesiánica para redimir al Paraguay, un digno cofrade de Paul Marcinkus, nuestro héroe Fernando Lugo.

FRANK SERPICO EN EL PARAGUAY DE LUGO

Frank Vincent Serpico (n. 14 de abril de 1936) es un oficial de policía retirado del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) que cobró celebridad en 1971 como el primer policía en declarar como testigo en un juicio relacionado con la corrupción policiaca estadounidense. Su historia llegó al cine en 1973, dirigida por Sidney Lumet y protagonizada por Al Pacino en el papel principal ,y en 1976 David Birney la encarnó en televisión para NBC.

Una versión autóctona de Sérpico se reveló intempestivamente en Paraguay cuando el director antidrogas, José Dolores Amarilla, denunció un presunto boicot para detener a uno de los narcotraficantes brasileños más buscados en el país, en medio de un nuevo escándalo en ese organismo de seguridad. Desde la llegada al gobierno del obispo Fernando Lugo, los escándalos en la policía nacional se han vuelto tan frecuentes como los sexuales, sobre todo por la falta de tino del clérigo gobernante para nombrar jefes en la institución.
El jefe saliente aseguró haber tomado la decisión por falta de respaldo de sus superiores en la labor que lleva adelante y debe cumplir al frente del organismo a su cargo. El Comisario José Dolores Amarilla, acusó al fiscal antidrogas Francisco José de Vargas de obstaculizar los trabajos emprendidos para aprehender a poderosos narcotraficantes de las zonas fronterizas. “Es imposible hacer un trabajo de narcotráfico si no se tiene el apoyo de la fiscalía antidroga”, manifestó.

Detalló que De Vargas le negó una orden de allanamiento para detener al brasileño Jarvis Pavao, uno de los narcotraficantes más buscados en el país y que posee una lujosa hacienda ganadera en Paraguay de nombre "Cuatro Filhos", ubicada en el norteño departamento (provincia) de Amambay, en zona fronteriza con Brasil, donde operan carteles binacionales de droga.

El ahora ex jefe del departamento antinarcóticos, comisario Amarilla, dijo que tenía órdenes de aprehender a Jarvis Ximénez “Pavao”, Erineu “Pingo” Soligo y Luiz Carlos Da Rocha “Cabeza Branca” y se empeñó en esa tarea. Sin embargo, la fiscalía antinarcóticos le proveyó hace apenas dos días de la orden de allanamiento solicitado hace un mes para aprehender a “Pavao”. Esta situación apresuró su renuncia, señaló.

Amarilla también acusó al subcomandante de la Policía, comisario César Carrillo, de no respetar su cargo y de querer dirigir el departamento antinarcóticos de la Policía. “Yo no puedo permitir eso, porque mis subordinados me deben respeto a mi, respetando la cadena de mando”, señaló. “Si yo no hago bien las cosas prefiero dejar el lugar porque no quiero simplemente calentar sillas”, remarcó. También denunció haber sido obligado a liberar cargamentos de narcóticos por orden superior.
El sub comandante de la Policía César Carrillo, lamentó la situación planteada y dijo que el hoy ex jefe de Antinarcóticos manchó la institución, especialmente haciendo público la situación.


VERSIÓN DEL NARCO-FISCAL


Por su parte, el fiscal aludido rechazó las acusaciones de Amarilla y señaló que el agente "echó por tierra" un seguimiento que llevaba a cabo desde 2006 con la Secretaria Nacional Antidrogas (Senad) y la ayuda de órganos extranjeros, incluido el Departamento Estadounidense Antidroga (DEA).

Amarilla afirmó que en realidad no fue relevado sino que renunció a la jefatura de la unidad antinarcóticos de la Policía. Puso dos motivos: Falta de apoyo de la Fiscalía Antidrogas y de sus superiores. Sostuvo que el fiscal Francisco de Vargas le negó una orden de allanamiento para detener a uno de los narcotraficantes más buscados del país, Jarvis Pavao.
El oficial dijo que tenía información precisa que señalaba que este hombre juega fútbol todos los martes en su estancia de nombre Cuatro Filhos.
Por su parte, el fiscal rechazó esas aseveraciones y señaló que el agente "echó por tierra" un seguimiento que llevaba a cabo desde 2006 con la Secretaria Nacional Antidrogas (Senad) y la ayuda de órganos extranjeros, incluido el Departamento Estadounidense Antidroga (DEA). El fiscal afirmó que en verdad, con las declaraciones que formuló este jueves el comisario Amarilla, quedó al desnudo un proceso de investigación que pretendía detener a Pavao y otros narcotraficantes.
Manifestó que la Fiscalía Antidrogas, la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) y agencias extranjeras iniciaron hace meses un trabajo de investigación que de mandó mucho trabajo y una gran inversión que no fue cuantificada.
Dijo que se opuso a un allanamiento que planteaba el comisario José Dolores Amarilla, debido a que era imposible de realizar. Sin embargo, aseguró que el martes pasado acompañó al jefe policial debido a que realizó una fuerte presión para realizar el procedimiento.
Manifestó que el comisario iba a realizar el procedimiento debido a que ya había hablado con el fiscal general del Estado, Rubén Candia Amarilla. De Vargas manifestó que prefirió acompañar la actividad para tener bajo control la investigación.
“Amarilla pretendía entrar por el portón y preguntar si se encontraba Pavao. Se le explicó, se habló con el viceministro (Carmelo Caballero), con el fiscal general (Cándia), con el ministro de la Senad (César Damián Aquino), para que no lleve a cabo el procedimiento. Tal fue la presión recibió amarilla, no se de quien, que insistió e insistió y por eso le acompañamos antes de ayer”, relató el fiscal.
Dijo que efectivamente estuvo cerca de la estancia Cuatro Filhos para acompañar el procedimiento. “Niego haber obstaculizado cualquier operativo, al contrario, él se inmiscuyó en una investigación que se había iniciado hace meses”, declaró el representante del Ministerio Público.
De Vargas dijo que las declaraciones formuladas hoy por el comisario José Dolores Amarilla enterraron definitivamente cualquier intento por detener a Jarvis Pavao. “Todo el mundo se enteró, gracias a Amarilla, del plan. Responsabilizo a Amarilla de echar por tierra trabajo, tiempo y dinero de la Senad y del Ministerio Público”, sostuvo.
El fiscal, por otro lado, dijo que la unidad antinarcóticos de la Policía y la Senad tienen un enfrentamiento irreconciliable, y que en estas condiciones es muy difícil trabajar. Estos enfrentamientos no son nuevos, dado que ya en 1994 determinaron que el zar antidrogas de Paraguay, Ramón Rosa Rodríguez, acabe ejecutado por sus propios subordinados en la vía pública, en un confuso episodio.


ASUNTOS INTERNOS


La destitución de Amarilla fue anunciada en la misma rueda de prensa en la que el ministro de Interior, Rafael Filizzola, criticó el allanamiento practicado ayer por la Fiscalía en una dependencia policial en el marco de la causa abierta para esclarecer la muerte de tres familiares de un alto jefe policial en un incendio ocurrido el 17 de agosto pasado.La fiscal Yolanda Morel decomisó archivos informáticos y otras documentaciones del departamento de Criminalística al argumentar falta de colaboración de la dependencia en la pericia realizada en la vivienda del comisario Edgar Salcedo.

Según denuncias recibidas por la fiscal, altos mandos de la policía presionaban con amenazas para obligar a un cambio de dictamen de los expertos, en relación a la explosión en la cual Salcedo perdió a su esposa y dos hijas adolescentes en un extraño incendio ocurrido en la casa familiar, en el municipio de Ñemby, a las afueras de Asunción.

Las amenazas sólo han reafirmado la hipótesis de que el siniestro pudo haber sido premeditado.La tragedia había forzado la renuncia del entonces jefe de la Policía, Viviano Machado, porque su hermano, el comisario, Vidal Machado, fue acusado de amenazas telefónicas al hermano de Salcedo, el también comisario Ramón Salcedo.

El error de Salcedo fue meter las narices en un cargamento de drogas equivocado, algo que como diría una célebre frase del cine mafioso, puede matar más rápido que una bala.

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