sábado, 29 de agosto de 2009
FERNANDO LUGO, EL NARCO OBISPO
JEFE DE LA POLICÍA DE FERNANDO LUGO, JEFE DEL NARCOTRÁFICO
http://www.cubanuestra.nu/web/article.asp?artID=16587
“Mantén cerca a tus amigos, pero más cerca a tus enemigos” es una célebre frase de Marlon Brando, caracterizando el papel del capo mafioso Vito Corleone en El Padrino, y pareciera ser tomada como lema por las actuales autoridades de Paraguay. Eso si dejamos de lado la realidad imposible de ignorar de que los integrantes del gobierno en este país sudamericano siempre se encuentran en el limbo entre el bien y el mal, donde es común encontrar juntos y revueltos a criminales y agentes del orden.
Cuando era alrededor de las 19:30 del lunes 17 una explosión sacudió la vivienda del comisario de la policía paraguaya Edgar Salcedo, y a causa del estallido fallecieron sus hijas Larisa Magalí (16) y Gianina (19). La madre de ambas jóvenes, Norma Pastor de Salcedo, fue llevada al Hospital del Quemado, donde tras permanecer en la sala de terapia intensiva algunas horas, también falleció.
Una opinión versada en el tema advirtió a través de los medios locales que para la explosión pudo utilizarse peróxido de acetona (TATP, por sus siglas en inglés) un explosivo muy utilizado por narcos y suicidas en Medio Oriente, conocido también con el nombre de Mother of Satan (Madre de Satán) debido a su alto poder destructivo, y por no dejar rastros visibles. La acetona es un producto que los narcotraficantes manipulan con frecuencia, y un episodio vinculado al tráfico de drogas había sido el preludio de la tragedia.
El comisario Salcedo y su hermano, el también comisario Ramón Salcedo, participaron activamente en la detección y el decomiso de un cargamento de cocaína proveniente de Bolivia, en el Chaco, en los días previos.
La operación se realizó al margen de la Secretaría Nacional Antidrogas, cuyos puestos de vigilancia sospechosamente no detectaron un camión que transportaba un voluminoso cargamento de más de 200 kilos de cocaína.
Aparentemente, el comisario Édgar Salcedo tuvo participación en la denuncia del cargamento, dado que su presencia en el operativo no correspondía por motivos jurisdiccionales, y su destino natural era Pedro Juan Caballero, distrito de Paraguay siempre vinculado con el narcotráfico. Sí era el área de jurisdicción de su hermano Ramón, asentado en el Chaco.
La historia creció en dramatismo cuando la abogada Teresa Escobar denunció amenazas telefónicas el sábado, ante una comisaría de su localidad, según informaron los medios esta semana. La denunciante era la esposa de Ramón Salcedo, hermano de Edgar Salcedo y también policía.
Según la denuncia, un hombre que se identificó "como un comisario fuera de servicio", le indicó que habían decomisado una carga que no debían (10 kilos de cocaína en el Chaco), y que lo pagarían con sus vidas, de acuerdo a la versión fiscal.
Posteriormente trascendió que la amenaza provino del mismo hermano del comandante de la Policía Nacional, Viviano Machado, Vidal Machado. Para mayor escándalo, la llamada fue realizada desde una línea perteneciente al mismo comandante de la policía, un hombre considerado como ficha política del actual gobierno encabezado por el clérigo-presidente Fernando Lugo.
De acuerdo a la denuncia, el hermano del comandante llamó desde el celular corporativo de la Policía Nacional, destinado al comandante, para recriminar a Salcedo que su personal estaba negociando con un cargamento de cocaína incautado.
Viviano Machado confirmó posteriormente que su hermano, Vidal Machado, fue el que realizó la llamada al comisario Salcedo, aunque negó las amenazas.
La policía ignoró todas las denuncias, algo comprensible en Paraguay cuando afecta al hermano de un alto jefe uniformado, y hombre de confianza del actual gobierno. El resultado fue una tragedia que costó la vida a las dos hijas y la esposa del comisario.
Episodios de este género no son nuevos en Paraguay, donde por lo general oficiales de la policía y el ejército, con la SENAD, la DINAR y la DEA norteamericana, coordinan sus tajadas con lo incautado.
La desaparición de parte del dinero de una transacción, sumado a los afanes de la DEA de constituir un poder paralelo en Paraguay con oficiales desvinculados de la SENAD, ya habían acabado con el asesinato del general paraguayo Rosa Rodríguez en las calles de Asunción, el 10 de octubre de 1994.
Lo nuevo del episodio es que se produzca bajo la batuta de los hombres escogidos por la mitra mesiánica para redimir al Paraguay, un digno cofrade de Paul Marcinkus, nuestro héroe Fernando Lugo.
SODERBERGH, SCARFACE Y MIAMI VICE EN PARAGUAY
http://www.cubanuestra.nu/web/article.asp?artID=16591
Quienes atiborramos nuestra adolescencia con la producción cinematográfica estadounidense –la única que podíamos disfrutar en el Paraguay bajo Stroessner, dominado por los narco-generales anti-comunistas- tenemos recuerdos imborrables de una la escena de Scarface, donde Al Pacino concurre a Bolivia para conocer al acaudalado narcotraficante “don Sosa”.
El educado y caballeresco capo mafioso cumplimenta a Tony Montana (a quien personifica Al Pacino), presentándole a uno de sus socios, quien resulta ser el Ministro de Defensa de Bolivia.
Eran escenas que sólo pertenecían a la fantasmática de Hollywood y a la imaginería popular de estos países sudamericanos, creíamos, aunque no restábamos crédito a que podían darse en las altas sombras del poder, ahí donde los imberbes de clase media no teníamos lugar.
Sólo a estas caricaturescas parodias, pensábamos, podíamos asistir, en las imágenes de Al Pacino interpretando a Montana, a Marlon Brando en El Padrino, o en una popular serie televisiva de aquellos años, Miami Vice, que por ironías del destino hace pocos años grabó parte de su versión largometraje en Paraguay.
El tanta veces nombrado como mesiánico predestinado para redimir de sus males al Paraguay, nuestro inefable héroe el obispo Fernando Lugo, se hizo cargo de la escena política para superar todas nuestras expectativas.
Uno de los primeros escándalos de su gobierno se desató cuando se descubrió que había designado jefe de inteligencia de la Fuerza Aérea a un coronel que había sido arrestado y enjuiciado, siendo condenado a cuatro años de cárcel, por tráfico de cigarrillos y –presumiblemente- drogas, en Argentina. Ver:
http://www.ultimahora.com/notas/200715-Ben%C3%ADtez-Liseras-queda-a-disposici%C3%B3n-del-Comandante-en-Jefe
El segundo caso fue el del hijastro de su secretario Miguel López Perito, David Yinde,
filmado y arrestado recibiendo dinero sucio en pleno congreso de transportistas, hoy enjuiciado por trafico de influencias y por enriquecimiento ilícito. Ver:
http://www.lanacion.com.py/noticias-248551.htm
Y en lo que pareció una versión de Miami Vice que superaba a la versión fílmica, el mismo jefe máximo de la policía fue sindicado por la prensa y sus colegas como cabecilla del narcotráfico. Por si fuera poco, se lo involucró con el terrible asesinado de las dos hijas y la esposa de un camarada. Ver:
http://www.ultimahora.com/notas/248130-Esto-no-va-a-terminar-as%C3%AD,-asegura-el-comisario-Salcedo
Al caer la tarde del lunes 17 una explosión había sacudido la casa de un camarada del comandante de la Policía Nacional, Viviano Machado. A causa del estallido fallecieron
las hijas del comisario Edgar Salcedo:Larisa Magalí (16) y Gianina (19). La madre de ambas jóvenes, Norma Pastor de Salcedo, fue llevada al Hospital del Quemado, donde tras permanecer en la sala de terapia intensiva algunas horas, también falleció.
Como en Scarface, desde el mismo celular corporativo de la Policía Nacional, destinado al comandante, se hizo una llamada para recriminar a Salcedo que su personal estaba negociando con un cargamento de cocaína incautado, metiendo sus narices en una mercadería cuyo tránsito no le correspondía cuestionar.
El máximo jefe de la policía paraguaya, hombre de confianza del obispo Fernando Lugo y de su ministro del Interior Rafael Filizzola, quienes lo habían apañado en incontables ocasiones pese a las denuncias, se evidenciaba así como metido hasta el cuello en el letal enredo..
Aún cuando el caso cobraba estado público, y la prensa internacional se hacía eco, el gobierno del obispo se mostró reacio por varios días a deshacerse de su jefe de policía y hombre de confianza, a la sazón cabecilla del narcotráfico.
La prensa paraguaya, anestesiada por las fuertes sumas que fluyen en publicidad desde la secretaría de Comunicaciones oficial del gobierno, que duplican en volumen a las que gastaba el gobierno anterior, tomaron con apatía la noticia y pronto encontraron otros temas de los cuales ocuparse.
Un buen guión para la próxima película de Sorderbergh, sin ninguna duda.
FERNANDO LUGO, EL NARCO OBISPO
http://www.cubanuestra.nu/web/article.asp?artID=16600
El escritor estadounidense Robert Penn Warren pone en boca de su personaje Willie Stark, en su celebrada novela All The King`s Men, que todo hombre es concebido en el pecado y nacido de la corrupción, y la vida es apenas un paréntesis entre la fetidez de los pañales y el hedor del sudario.
Con ese argumento, buscaba convencer a uno de sus acólitos que escarbando a fondo, inexorablemente encontraría algún antecedente deshonroso en el aparentemente impecable juez Irving, su antagonista.
El obispo Fernando Lugo ya había demostrado cuánta verdad había en el metaforismo de Warren con sus escándalos previos, pero con los últimos acontecimientos las mentiras de sus seguidores se dieron definitivamente de bruces contra la pared.
Los muros céntricos de la capital paraguaya amanecieron hoy cubiertos de afiches con la leyenda “Y ahora, ¿quién podrá defendernos?”, en evidente alusión a los últimos episodios que envolvieron a la cúpula policial de Fernando Lugo, cuyo máximo jefe debió renunciar luego de evidenciarse como una de las cabezas visibles de la hidra del hampa.
La policía paraguaya, hoy más que ayer, queda nuevamente envuelta en “confusos” episodios de delincuencia y narcotráfico, y aunque la historia no es nueva, producen perplejidad al tratarse de un gobierno cuya propaganda prometía sanear el país.
Las historias de narco-policías en las más altas esferas del poder son abundantes por estas latitudes, donde el organismo que dirige la lucha contra las drogas –la SENAD- fue creado por el gobierno del mayor narcotraficante de la historia del país, el general Andrés Rodríguez, y donde un narco acusado públicamente por la DEA –Carlos Barreto Sarubbi- fue gobernador y coordinador de la lucha contra la piratería y el contrabando.
El caso del comisario Aristides Cabral, jefe de Narcóticos durante el gobierno de Luis Gonzalez Macchi, es paradigmático en la historia reciente. El mismo intervino en una ocasión, junto al ex fiscal antidroga Carlos Cálcena, un establecimiento del narco brasileño Beira Mar, donde se incautaron 1,5 millones de dólares y se detuvo al narco Amato Filho. Cabral y Cálcena se apropiaron del dinero sin informar a sus superiores y, sobre todo, sin compartir el botín, lo cual enfureció a los agentes norteamericanos de la DEA. Por el hecho, Cálcena fue destituido y condenado a seis años de prisión, en tanto Cabral fue perseguido por la embajada norteamericana y su ascenso fue varias veces vetado debido a las presiones del embajador norteamericano John F. Keen.
La embajada de Estados Unidos acusaba a Cabral de narcotráfico, pero su verdadero pecado a los ojos del Tío Sam era haber delatado al informante de la DEA, Juan Domingo Viveros Cartes, ante emisarios de la Policía Federal del Brasil, echando a perder sus entregas vigiladas.. Por otro lado Cabral, estando en servicio activo, prestaba sus servicios al empresario Horacio Cartes(1), involucrado en narcotráfico y lavado según información confidencial de la SENAD.
De todas maneras, Cabral tenía cubiertas sus espaldas, pues –según el periodista Idilio Méndez Grimaldi- había destinado gran parte de sus recaudaciones con el narcotráfico a financiar la campaña política del ex presidente Nicanor Duarte Frutos.
Durante esa misma campaña, el aspirante a parlamentario Wildo Legal se había visto envuelto en un episodio de narcotráfico, al ser incautada una de sus camionetas con un voluminoso cargamento, debidamente camuflado con los afiches proselitistas del candidato.
Como presume con toda razón el lector, el candidato resultó electo a pesar del incidente, que al parecer sólo aumentó su popularidad.
No hace falta ser muy suspicaz para entrever un paralelismo entre el caso de Cabral y el del narco-policía Viviano Machado, protegido de Fernando Lugo y de su ministro del interior Rafael Filizzola.
Tiempo atrás varios políticos, organismos y referentes de los Derechos Humanos habían adveritdo sobre el oscuro pasado del comisario. A pesar de ello, Fernando Lugo y su entorno siguieron apañando y respaldando a Machado, hasta que se reveló como metido hasta el cuello en el narcotráfico.
Las vinculaciones de la familia de Fernando Lugo con personajes conocidos en el mundillo local de las drogas y el narcotráfico, como el caso de su sobrina Mirta Maidana, pareja de Vicente Castiñeira(2), ahondan las sospechas. Más aún si consideramos que en uno de los medios que maneja la familia Castiñeira, fue censurada toda información que podía contrariar la campaña del hoy clérigo-presidente, algo que me consta.
Apellidos ilustres en la historia del narcotráfico, personeros atornillados del cartel de poder que se enseñorea hace dos décadas sobre la democracia alucinada del Paraguay, doncellas de alas blancas y radiantes, vuelven así a revolotear el poder en el Paraguay bajo el “gobierno del cambio”.
Poco importa que éste sea hoy dirigido por el ex obispo de una diócesis -San Pedro-tanta veces nombrada como “la más pobre del país”, nuestro inefable héroe Fernando Lugo..
Los reportes periodísticos ignoraron todo el tiempo, pudorosamente, que la comarca también cuenta con abundante feligresía abocada al negocio de la drogas, en la zona con más alta concentración de narcos, plantaciones ilegales y producción de estupefacientes del Paraguay. LAW
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(1) En una sola cuenta de un testaferro suyo en Foz de Yguazú, Brasil, fue descubierta la suma de 450 millones de dólares.
(2) Vicente Castiñeira, proceso por tráfico de drogas y ex convicto del mismo delito en Colombia, es hermano de Zuny Castiñeira, quien fue “pareja” y socia en varios entuertos de Carlos Barreto Sarubbi, narco fichado por la DEA y gobernador del Alto Paraná durante el gobierno de Wasmosy. También estuvo casada y asociada con Adilson Rosatti, narco destacado de Pedro Juan Caballero, pero sus movedizas relaciones entre los círculos que manejan el poder la han convertido en inamovible personaje de la farándula paraguaya.
A propósito, ver noticia en: http://www.lanacion.com.py/noticias-252638-2009-06-22.htm
EL NARCO PERIODISMO Y EL OBISPO FERNANDO LUGO
http://www.cubanuestra.nu/web/article.asp?artID=16615
Suele recordarse que en una oportunidad, al verse sorprendida su administración difundiendo informaciones inciertas, el secretario de estado norteamericana de los años reaganianos, George Shultz, se defendió afirmando que en tiempos de guerra, la verdad es tan preciosa que debe ser protegida por una guardia de mentiras.
Al parecer la coartada ha reverdecido su validez en el Paraguay bajo el gobierno del obispo Fernando Lugo, donde aterradores episodios que involucraron a narco-terroristas, narco-policías y sicarios del mismo rubro se sucedieron en una semana sin que el meollo de toda esta ola criminal haya sido advertida por los narco-periodistas.
Tal vez parte de la explicación en todo esto la encontremos en el hecho de que Fernando Lugo y su gobierno violan las leyes de propagandas estatales, según denuncias del diputado Carlos Soler, quien también criticó que la binacional paraguayo-argentina Yacyretá pagara la publicidad del balance de un año de gestión de Fernando Lugo.
El legislador señaló que con ello se violó la ley 1297/98, que prohíbe a las instituciones públicas realizar propaganda pagada en los medios sobre temas de esta índole.
Paralelamente, investigaciones periodísticas señalan que el gobierno del obispo duplicó los gastos en publicidad estatal que realizaba el gobierno anterior, encabezado por Nicanor Duarte Frutos.
La publicidad trepó a más del doble, pues saltó de 7.048 millones a 14.712 con el gobierno de Lugo.
Con la suma gastada podría haberse comprado el doble de camionetas y motos donadas por Itaipú a la Policía Nacional, y ocho veces más alimentos para Emergencias nacionales, señala la periodista Mabel Rehnfeldt.
Los números citados explican porqué nadie en el mundo del narco-periodismo paraguayo pudo percatarse de los móviles que explican que en menos de una semana, poderes en las sombras ejecutaron a media familia de un jefe policial, el máximo jefe de la policía y hombre de confianza del obispo Lugo se reveló como un consumado traficante, varios policías perecieron en un extraño naufragio en un río fronterizo fuera del horario de trabajo y el hijo de un abogado vinculado a un ex gobernador relacionado con pistas de aterrizaje clandestina fue asesinado a balazos, presumiblemente con participación policial.
La displicencia de los medios para analizar estos temas tiene historia en Paraguay, donde la mayoría de diarios, radios y canales de televisión contaron en principio con capital proveniente del narcotráfico, en tiempos de la dictadura de Alfredo Stroessner.
Uno de los más conocidos al respecto, es el caso “Parque Cué”, derivado de la detención de los dos pilotos de un avión monomotor con 343 kilos de cocaína y más de un millón de dólares, en un alejado paraje de ese nombre, en el Chaco paraguayo.
La aeronave había realizado un aterrizaje de emergencia inoportuno y caído en poder de militares que desconocían que el tráfico se realizaba con conocimiento del mismo presidente de la república de entonces, el narco-general Andrés Rodríguez, y del embajador de Estados Unidos Timothy Towell, con la coartada de tratarse de una pesquisa anti-narcos denominada “entrega vigilada”.
Para disimular, el presidente y el embajador del viejo Bush difundieron la versión oficial de que los pilotos habían huido ante la presencia de la milicia, “dejando la llave puesta por el avión, con el cargamento de cocaína adentro”.
El montaje fue descubierto por el periodista Augusto Barreto y difundido por el canal 13 de televisión, en un programa conducido por la hoy famosa figura de TV Menchi Barriocanal. En la televisión, el narco-piloto Amado Recalde desmintió la versión oficial, revelando que en realidad lo había contratado la oficina antidrogas paraguaya, entonces al mando de un general paraguayo educado en West Point, Marcial Samaniego. En el escándalo también aparecían involucrados los agentes de la DEA norteamericana Robert Ridler y Carlos Walter, motivo por el cual el narco-embajador norteamericano –y ex agente de la CIA destinado a rastrear en Bolivia al Che Guevara, Timothy Towell- defendió a sus ciudadanos tildando a Recalde de “vulgar narcotraficante”.
El destape mediático del caso Parque cué pudo darse sólo porque existía una disputa entre el canal 13 y el canal 9 de TV, cada cual con su propio candidato para las inminentes elecciones del año 1992.
Finalmente, los panegíricos del oficialismo, entre ellos el abogado Benjamín Fernandez Bogado (hoy dueño de medios), montaron un operativo blanqueo y por sugerencia del fiscal general del estado Luís Escobar Faella, el juez Arnulfo Arias archivó el caso.
La presente actitud de los medios paraguayos ante los espeluznantes acontecimientos de esta última semana, no hace menos que recordar el no menos infame blanqueo del caso parque cué.
Y, por supuesto, a lo señalado ya en 1914 por el jefe de staff del New York Times, John Swinton, en un dircurso ante el club de prensa: “No existe la prensa independiente. Ustedes lo saben y yo lo sé. No hay uno de ustedes que se atreva a escribir sus opiniones sinceras y si lo hacen, entonces saben de antemano que nunca aparecerán impresas”.
FERNANDO LUGO Y LAS NARCO-DAMISELAS DEL CAMBIO
http://www.viejoblues.com/Bitacora/node/9557
“Si hay algo seguro en esta vida, si la historia nos ha enseñado algo, es que se puede asesinar a cualquiera”. Al Pacino , en El Padrino III
Esta semana el Paraguay no sólo se vio envuelto en aterradores episodios de secuestros y narco-policías, también las publicaciones sensacionalistas revelaron que el obispo Fernando Lugo dedica gran parte de su precioso tiempo a recorrer las residencias de damiselas de agitado pasado, en la no tan lejana dictadura de Alfredo Strossner, a la que continuamente condena con la boca llena, pero no deja de imitar en vicios y esfuerzos por conservar privilegios.
Una de sus sobrinas, precisamente, hace pocos días fue noticia por su glamorosa aparición en un acto oficial. Ver al respecto:
http://www.ultimahora.com/notas/247126-Tras-el-conflicto,-%C3%B1a-Meche-y-su-hija-aparecen-en-acto-presidencial
Poco tiempo antes, había escandalizado a la sociedad decente fotografiándose con Vicente Castiñeira, ex convicto por narcotráfico en Colombia y actualmente procesado por el mismo delito en Paraguay.
La bella hermana del sobrino Vicente, Zuny Castiñeira, había hecho pareja hacia 1996 con el narco fichado por la DEA Carlos Barreto Sarubbi, quien anteriormente se había enfrentado –como parte del cartel de poder del narco-general Andrés Rodríguez- a otro benefactor de la susodicha, el represor Sabino Augusto Montanaro, en sus tiempos de ministro del Interior del dictador Stroessner.
La lucha se daba en el marco de una encarnizada puja por el control del narcotráfico, que también tenía su traducción política en el seno del partido colorado (dividido entre tradicionalistas y militantes), entre Sabino Augusto Montanaro, ministro del interior, y Andrés Rodríguez, comandante del Ejército.
Zuny Castiñeira, de acuerdo a las investigaciones judiciales, había precipitado a mediados de 1985 la caída de un cargamento de cocaína, caso conocido como el de la pista “Fluminense”. La hermana del sobrino de Fernando Lugo actuaba entonces como caballo de Troya del ministro Montanaro, para desprestigiar a sus rivales en el negocio, y golpear al sector militar de Andrés Rodríguez. La disputa incluía una división en el partido colorado, que en definitiva acabaría con el régimen de Stroessner, y una sangrienta riña por apoderarse de la dirección de narcóticos de la policía, que hoy parece revivir en Paraguay con secuestros y aterradores atentados.
Derrocado Stroessner, Zuny engalanó con sus atributos la farándula carioca y los carnavales de Rio para, tras el breve receso, regresar al terruño y conquistar a Barreto Sarubbi, narcotraficante a cargo de la lucha contra la piratería y el contrabando en el este, durante el gobierno de Wasmosy.
Poco tiempo después, la prensa farandulera publicaba que Zuny Castiñeira había oficiado de anfitriona en la inauguración del casino del Hotel Acaray, propiedad estatal, arrendado por Antonio Aranda, consuegro de Carlos Barreto Sarubbi. En una foto de la inauguración, la bella pariente política de Fernando Lugo posó franqueada por el director de la poderosa Red O’ Globo, Bonifacio de Oliveira Sobrinho, quien aparecía sonriendo junto al traficante André Lehnen, gerente del casino.
El narco Carlos Barreto, tras culminar su período como gobernador y paladín de la lucha contra la ilegalidad en el Alto Paraná, se llamó a silencio debido a la acusación pública de la DEAnorteamericana de constituir uno de los principales tentáculos del narcotráfico en Paraguay.
Zuny Castiñeira volvió a la capital del país para convertirse en empresaria de los medios, con su revista Zeta y para volver a acomodarse en los círculos de poder bajo el gobierno de Fernando Lugo.
Lo que se dice, emprender un cambio a fondo en el Paraguay. Es que a seriedad, lo sentenció Oscar Wilde, es apenas el último refugio de los superficiales.
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