domingo, 10 de agosto de 2008

LA TAMBALEANTE Y ENDEBLE BASE POLÍTICA DE FERNANDO LUGO


(Luis Agüero Wagner) Sin una bancada que le responda en el Parlamento, rodeado de improvisados y petulantes, la base de sustentación del clérigo presidente ya se tambalea antes de asumir.

La mayoría de la gente en la capital paraguaya no se pregunta en estos días si Fernando Lugo hará un buen o mal gobierno, sino cuánto podrá durar su mandato.
Las conspiraciones están por todas partes: en el partido Liberal, en el partido colorado, en las Fuerzas Armadas, en la derecha y en la izquierda.
Ahora que su principal aliado para ganar las elecciones del 20 de abril, el embajador norteamericano James Cason ha emprendido el regreso a casa, quién sabe qué depara al Paraguay.
Entretanto, el vicepresidente Federico Franco ya ha iniciado contactos con el partido colorado para un pronto desalojo del clérigo, al punto que ayer se reunió con los ex vice-presidentes Angel Roberto Seifart y Luis Alberto Castiglioni, y ambos le transmitieron su vasta experiencia en materia de conspiraciones mientras ocupaban la vicepresidencia.
Fernando Lugo intentará equilibrarse en el gobierno con todo el funcionariado público en contra, dado que son en su mayoría partidarios del partido colorado criados en el prebendarismo.
También tendrá en su contra a las Fuerzas Armadas, dado que la mayoría de los mandos superiores pertenecen al Partido Colorado, por haber ingresado a la fuerza en tiempos en que la afiliación al Partido Colorado era obligatoria.
También tendrá en contra a la izquierda marxista, a la que engañó presentándose como radicalizado para girar hacia el neoliberalismo luego de la victoria del 20 de abril.
La prensa que lo apoyó apasionadamente, también da señales de cansancio ante sus continuos cambios de rumbos y declaraciones contradictorias.
La pregunta obligada es: ¿cuánto puede durar un gobierno con los dos partidos más importantes, las fuerzas armadas y el parlamento en contra?
Cuando la dirigente colorada Ña Deló (del Rosario Riveros) vaticinó que Fernando Lugo durará apenas seis meses, varias voces se levantaron para refutarla afirmando que el lapso era demasiado largo, y que tal vez no llegara a completar sus primeros cien días.

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