¿A QUIÉN BENEFICIAN LAS FALACIAS LUGUISTAS DE CANESE? (II)
(Luis Agüero Wagner*)
Colgado del candidato presentado con el insostenible argumento ficticio del izquierdista teólogo de la liberación tercermundista aliado con Alfredo Jaegli, el desfasado periodista a sueldo del maccartismo y fanático panegirista de los biocombustibles de George W. Bush, Ricardo Canese, ha retomado su “meritoria” campaña de tres décadas atrás ( la que busca convencernos de que la gran desgracia nacional del Paraguay es la represa hidroeléctrica de Itaipú) para publicitar su candidatura al parlamento, y desde el mismo diario donde sus compañeros de movimiento en su momento fueron señalados como peligrosos terroristas en tapa.
¿Quién puede creer a alguien que se presenta como izquierdista y teólogo de la liberación para ganar en notoriedad y prensa pero tiene a sus espaldas como financistas y propagandistas a propietarios de medios con las manos manchadas de sangre y agentes encubiertos del imperio?
Considero desde el vamos un engaño pretender que el Paraguay tiene como única alternativa vender al Brasil energía que también puede optar utilizar, pero que su impuesto marasmo y falta de industrialización no le permiten. Más que convertir un río en energía eléctrica, pienso realmente que Canese y sus jefes lo que necesitarán es convertir el río Paraná en tinta para lograr persuadirnos que una obra que debía atraer hacia estos desolados parajes sólo en principio 4200 millones de dólares, cifra que se multiplicó incontables veces con el transcurso de los años, y que permitió a Paraguay ostentar por casi una década el índice de crecimiento más alto de América Latina derivó en una gran tragedia para nuestro pueblo.
Sus esotéricas falacias se desmienten en base a la experiencia personal de sus mismos compañeros de movimiento, cuyo intento de convencer al proletariado –en aquel tiempo- de que debían luchar por conciencia de clase contra el capital cayó en saco roto y terminó en el más absoluto descalabro, sobre todo porque intentaban convencer a mayorías que nunca había visto un billete en su vida y en ese momento podían construirse su casa propia e incluso comprarse un automóvil, lo cual consideraban más inteligente que acompañar la “lucha” de quienes buscaban catequizarlos con argumentos como los que hoy desentierra Canese. Tal vez gran parte de ese dinero haya pasado a bolsillos que no correspondían, y hoy el clima sea más propicio para su prédica, pero si algo no se puede cambiar es el pasado, por más empeño que pongan Canese y otros historiosos historiadores de nuestro medio.
Para finalizar, le sugeriría a Canese como temas “El petróleo como causa de la pobreza de Rockefeller”, o “las minas de oro y diamantes como tragedia del pueblo sudafricano”, considerando que ya es hora de que se consagre como escritor de literatura de ficción, al cabo de tres décadas de obstinado empeño por cultivar el género.
*Escritor dedicado a la historia, autor de “Fuego y Cenizas de la Memoria” y “Las Banderas de Mitre”.
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